miércoles, 8 de abril de 2009

La Soga: La pareja gay homicida


Hitchock, 1948.


Aunque el argumento de esta película no tiene en el centro la temática homosexual, se trata de un film donde la insinuación de ella lo impregna todo.


Una pareja de jóvenes que viven juntos en un lujoso ático de Nueva York, Brandon (John Dall) y Philip (Farley Granger) planean el crimen perfecto. Tienen la teoría de que existen seres superiores en inteligencia que estarían en pleno derecho para asesinar a individuos inferiores (teoría del super hombre de Nietzsche.) Siguiendo esta tesis matan a un antiguo compañero de clase, David Kentley (Dick Hogan) y, para celebrar de forma macabra el acontecimiento, deciden invitar a cenar a la familia y amigos del fallecido. La cena la ubican en el arcón donde se encuentra el cuerpo del joven asesinado.


Sin embargo, Brandon es incapaz de no tentar a la suerte y decide invitar a su antiguo profesor, Rupert Cadell (James Stewart), aquel que les inculcaba esas tesis filosóficas: el asesinato es un delito para una mayoría, pero un privilegio para una minoría. Aunque claro, desde la premisa de que eran meros juegos dialécticos, no una invitación al libre asesinato.


En este contexto se desenvuelve la relación homosexual entre los dos protagonistas. Gestos, conversaciones y evidencias. Dos jóvenes viven solos en un apartamento como si una pareja de recién casados se tratase. Además de nuevo la vinculación sentimental complementaria entre ambos, el roll del fuerte y del débil, aparece de forma rotunda.


En la siguiente conversación se puede apreciar como ese encanto al que se refiere Philip no es sólo la de un buen amigo hacia otro, sino que subyace una vinculación sentimental. Además Philip es totalmente dependiente de Brandon, es incapaz de actuar como un ser autónomo, necesita el beneplácito de su compañero:

- Tú, por ejemplo. Me das miedo. Siempre ha sido así, desde que estudiamos la primaria juntos. Supongo que ello forma parte de tu encanto. No hablo en serio, soy un tonto. No sé tomármelo con la misma calma que tú. Te estoy decepcionando.

- Tendrás que sobreponerte, Philip.

- Sí, tienes razón ¿Puedo servirme una copa?

- Por supuesto, esta es una ocasión única, requiere champagne.

- ¿Champagne?

- Hum, lo tengo en la nevera

- ¿Cuándo lo pusiste ahí?

- Un momento antes de que llegara David.

- Estabas seguro de que iba resultar bien

- Claro, nunca emprendo nada si no estoy seguro de que va a salir perfectamente.(...) La satisfacción de matar puede satisfacerte tanto como la pasión de querer. Philip, ¿te das cuenta de que lo hemos hecho exactamente como lo habíamos planeado? Ni siquiera hemos cometido el más mínimo error, ha sido perfecto.

- Sí.

- Un crimen intachable. (...) ¿Sientes miedo de mi?

- Simplemente me asombras, como siempre.

- Eso aún me gusta más.

La prueba de que Philip y Brandon viven juntos la da la siguiente conversación sobre la ama de llaves, la señora Wilson (Edith Evanson)

- ¿Te olvidaste de quitarle la llave?

- Eso era cosa tuya.

- La tengo

- Bien

- Le dije que había perdido la mía

En esta conversación en cambio se puede apreciar la relación familiar que vive la pareja y como su círculo de amistades tratan el tema con naturalidad. Philip y Brandon le comunican a Kenneth (Douglas Dick) que irán a la casa de la madre de Brandon en el campo para que Philip se prepare su debut como pianista. Debut que, a su vez, ha sido conseguido por Brandon:

- ¿Celebramos un cumpleaños?

- No, más bien lo contrario

- ¿Lo contrario?

- Celebramos la despedida de Philip, me lo llevo al campo esta misma noche, ese es el motivo de la fiesta.

- Ah, ¿a dónde vas?

- A casa de la madre de Brandon durante un par de semanas. No me queda más remedio que recluirme.

- ¿Por qué?

- Para asegurarnos que practicará seis horas diarias. Por fin he podido organizarle su debut.


Hitchcock también es un genio a la hora de introducir de un modo sutil, a través de los gustos refinados de Brandon y de su preocupación por la moda, una cierta feminidad del personaje: (conversación con Janet, Joan Chandler)


-Hola chicos (hacia Brandon) cielo (abrazo) Cuidado, me he pasado horas en la peluquería. Hueles maravillosamente ¿qué es?

-Es el perfume que me regalaste por Navidad.

-Siempre he sido una mujer de buen gusto.

-Cierto, llevas un vestido precioso.

-Estará viejo cuando termine de pagar los plazos.


Otro dato importante es como Brandon domina las emociones más profundas de Philip. Conoce toda su biografía y sus fobias más profundas:

- Sucedió hace unos tres años en Conetica, mi madre tiene allí una finca. Decidimos comer pollo, de modo que nos fuimos a la granja. Era una bonita mañana de un domingo de primavera. A través del valle se escuchaba el tañir de las campanas y en el corral Philip iba anudando cuerdas alrededor de los cuellos de los pollos.

- Caramba

- Eso era algo que normalmente él hacía con gran habilidad. Pero aquella mañana debió hacerlo de una forma demasiado delicada, porque una de sus víctimas incomprensiblemente se reveló y, como Lázaro, resucitó.

- ¡Es mentira!

- ¡Philip!

- ¡No ha dicho una sola palabra cierta!¡No he estrangulado a un pollo en mi vida!

- ¡Vamos Philip, cálmate!

- ¡Jamás he matado a un pollo y lo sabes muy bien!

- (...) (Rupert) Parecía que quisierais estrangularos el uno al otro en lugar de a un pollo.


Otra escena en la que se puede apreciar la relación ambigua de estos dos personajes es en la que Brandon intenta calmar a Philip. Hitchcock utilizan en esta discusión los mismos rolles que han sido usados siempre en discusiones de parejas entre heterosexuales en el cine:

- Tranquilízate Philip

- Rupert sospecha algo

- No bebas más Philip, por favor.

- Necesito una copa

- Lo vas a echar todo a perder

- ¡Quítame la mano del brazo! No vuelvas a decirme jamás lo que tengo que hacer o lo que no tengo que hacer. No me gusta Brando y no voy a consentírtelo.

- ¡Cállate Philip!


Casi al final de la película también aparece otra conversación en la que se aprecia otra discusión de pareja. Se trata de un baile de reclamos donde Philip encarnaría perfectamente el roll de la mujer y Brandon el del hombre. El papel de Philip podría ser perfectamente el de una mujer que se siente privada de su libertad, coaccionada por su marido, pero a la vez incapaz de alejarse del esposo. Brando en cambio sabe muy bien hasta donde tiene que llegar para manipular a Philip y donde tiene que hacer concesiones para volverlo a traer a su terreno. Este tipo de conocimiento mutuo solo puede representar el de una relación amorosa:

- Oh Philip, esta fiesta necesita una página en la Historia. Anímate, ya pasó todo y no podría haber ido mejor.

- Sí podía, sin Rupert

- No digas eso, dijo todo lo que yo quería decir sobre el crimen, le dio a la conversación ese toque que yo deseaba.

- ¿Un toque de qué? ¿de fisgoneo? ¿sospecha? ¿o de simple interrogatorio? No tienes ni idea de lo que llegó a preguntarme.

- ¿Sobre qué?

- Claro, no lo sabes. ¡Estabas demasiado ocupado dando otro toque de los tuyos!

- ¿Qué toque?

- Atando los libros con eso.

- Oh, a mi me pareció colosal. ¿No te gustó?

- No, Brandon, no me gustó, fue repulsivo. ¡Además, lo estropearás todo con tus malditos toques!

- Cállate, la Señora Wilson está ahí. Has decidido emborracharte ¿verdad?

- Ya estoy borracho.

- Un cargo más a añadir en tu contra por llamarme mentiroso.

- ¿Por qué se te ocurrió contarlo?

- ¿Por qué mentiste?

- ¿Qué podía hacer? ¿Por casualidad te has preocupado alguna vez en tu vida por los sentimientos de los demás?

- No soy ningún sentimental, si te refieres a eso.

- No, no me refiero a eso, pero ya no importa nada, excepto que el señor Brando dio una fiesta, el señor Brando pasó una noche deliciosa. Pero yo he pasado una noche fatal.

- Sigue bebiendo y pasarás una mañana peor.

- Al menos si tengo resaca será únicamente mía y de nadie más.

- Sabes, Philip, he estado pensando que nos merecemos unas largas vacaciones cuando todo haya acabado. ¿Ha dónde te gustaría ir? Claro que lo mejor será regresar aquí antes por lo menos un par de días, porque si no...

- Me gustaría despertar y descubrir que todo ha sido un sueño

Aquí presento la escena trascrita en versión original:



Otro rasgo inequívoco de ese tipo de relación es la discusión que se salda con una bofetada de Brando hacia Philip. Normalmente, en el cine, las peleas entre dos hombres se suelen saldar con juegos violentos mucho más extremos, como puñetazos. Vuelve a ser un guiño de Hitchcock para mostrar aquello que la censura no le permitía, una relación de pareja en toda regla.

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