Vendo mi muerte. Busco mejor postor.

El mundo se escandalizó cuando hace un par de meses la británica Jade Goody decidió vender sus últimos días de vida a los medios. Jade Goody era una mujer con escasa compostura y que presumía de su desconocimiento. Estos rasgos, contra todo pronóstico, hicieron que se ganara la fama hace siete años tras la participación en el Gran Hermano británico. Su xenofobia la condujo al estrellato mundial.

Mientras concursaba en un Gran Hermano para famosos entró en conflicto con una actriz india, llegando a crear una crisis diplomática que tuvo que solventar Gordon Brown. Tras pedir perdón publicamente, el Gran Hermano indio, presentando por esa misma actriz, la invitó a participar. Fue allí donde, delante de las cámaras, Jade Goody fue informada de que padecía cáncer cervical.

Al descubrir que su enfermedad era irreversible, decidió vender su muerte a los medios para que sus hijos pudieran tener un destino mejor que el suyo. Ese destino se sustentará de una herencia de más de cuatro millones de euros, cantidad pagada por los medios por todo este show mediático. Hay muchos que confunden la fuente del problema. Hablan de falta de ética, de inmoralidad, de comercio ruin... juzgan a la fallecida como una mujer sin escrúpulos. Puede que Jade Goody sea en cierto modo una comerciante de muy mal gusto, pero el problema es que los medios de comunicación no se escandalizaron ante su propuesta y decidieron que los beneficios de su muerte eran dignos de un precio. Hace unos días salió una noticia de un hombre que llamó a la sanidad pública diciendo que quería vender un riñón. Claro que su ética deja mucho que desear, pero la diferencia es que la sanidad no consideró plausible la idea de actuar como si de un mercado negro se tratase. Comparaciones odiosas, afirmarán algunos...

Los medios de comunicación tienen un papel fundamental a la hora de representar nuestras sociedades. ¿En qué clase de mundo vivimos si el dinero es excusa indiscutible para traspasar cualquier barrera ética? ¿Qué tipo de legado dejaremos a nuestros sucesores?

No podemos centrarnos en criticar a una Jade Goody, tan víctima como verdugo de sí misma, sin también emitir una grave sentencia hacia nuestra sociedad de la información, cada vez más cínica y desinformada.

Pincha aquí si quieres ver el vídeo de la boda de Jade Goody, ya gravemente enferma.