sábado, 21 de febrero de 2009

Harvey Milk: Un Lutter King más olvidado











En la memoria de unos pocos quizás resuene aún esa frase con la que Harvey Milk, el primer homosexual declarado que ocupó un cargo público en EEUU, conquistaba a partidarios para luchar por un sueño. “Me llamo Harvey Milk y estoy aquí para reclutarte”.


Milk y sus reclutas demolieron los cimientos más tradicionales de un San Francisco donde aún todo era posible, incluso obtener un mundo donde tu condición sexual no condicionara tus derechos civiles. Sin embargo, el tiempo y la inmensidad del océano, han hecho que en las memorias de muchos jóvenes europeos el nombre de Harvey Milk no traiga más reminiscencias que la de esa nueva película nominada a los oscar.


El encargado de llevar a la gran pantalla la historia de este héroe del movimiento homosexual ha sido Gus Van Sant. Director gay que hasta el momento no se ha caracterizado por ser un realizador militante del movimiento homosexual. Entre sus filmes destacan películas como “El Indomable Will Huntting” y “Descubriendo a Forrester”.


Hay quien dice que la película, basada en el documental de Rob Epsteins “The Times of Harvey Milk”, que obtuvo el oscar en 1984 como mejor documental, ha llegado en el momento oportuno. Se trata de una protesta contra la Proposición 8ª, una enmienda a la Constitución del estado de California que tiene como objetivo eliminar el derecho de las parejas del mismo sexo al matrimonio.


Esta propuesta, apoyada por el candidato republicano McCain y su aspirante la vicepresidencia Sarah Palin, fue votada el 4 de noviembre de 2008, el mismo día que Barack Obama fue elegido el primer presidente afroamericano de la historia de los EEUU. La propuesta fue aprobada por el 52,30% de los votos.


Sin embargo, el Tribunal Supremo de California va a revisar el resultado cuando las partes en litigio presenten todos sus argumentos escritos. Se ha convocado una vista para marzo de 2009 donde también se decidirá que sucede con los matrimonios celebrados y que ahora se encuentran en el limbo de la legalidad.

Importantes asociaciones de gays y lesbianas argumentan que si ellos son privados de sus derechos civiles nadie puede garantizar que las mujeres y las minorías raciales no puedan volver a ser discriminados en un futuro.


Si Harvey Milk estuviera con vida sentiría estar viviendo un déja vu. La proposición 8ª tiene muchas semejanzas con la conocida Iniciativa Briggs de finales de los 70 que pretendía acabar con los avances en derechos civiles del colectivo homosexual producidos en esa época, además de impedir que cualquiera de ellos y todo aquel que los apoyara trabajaran como profesores.

Una de las principales impulsoras de la propuesta fue Anita Bryant con su Save our Children: “Los homosexuales no pueden tener hijos, así que buscarán a los nuestros en sus clases para llevarlos por el mal camino”. El comportamiento de Anita en público y sus discursos eran muy similares a los de Sarah Palin. Harvey Milk inició una feroz lucha en contra de esta propuesta que culminó con el rechazo de la misma el 7 de noviembre de 1978.


Harvey Milk luchó por conseguir una sociedad más abierta. Intentó romper la concepción única de la familia. Envió el mensaje de que por encima del sexo, de la orientación sexual, de la edad, del color de la piel hay otra cosa mucho más importante y es la certeza de que todos somos seres humanos y todos debemos tener los mismos derechos.


Se fraguó un camino y encontró quien lo escuchara, pero como en todas las tragedias su destino se anunció inexorable, y así lo narra Gus Van Sant. Hace honor a un héroe, que por lo relevante de su causa bien podría ser un héroe clásico, con el más clásico de los códigos. El tratamiento de los planos, el hecho de que la historia esté narrada a través de la grabación de un Milk ya muerto y la ralentización del tiempo en muchas escenas muestra esta trascendencia.


Y es que Milk no deja de ser un héroe maldito. Murió asesinado por un político conservador que envidiaba su influencia y temía los límites de su lucha. Luego el resto lo hizo el tiempo y nuestra descarada tendencia a olvidar lo incomodo.


Hoy en día casi nadie pone en duda las ideas de Martin Lutter King, sin embargo no sucede lo mismo con estos defensores de los derechos civiles. Los avances de una época no deberían ser cuestionados 30 años más tarde.

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